
18 May Cómo hacer una huerta
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Hoy en día muchas personas quieren cultivar sus propios alimentos, y cada vez más se animan a hacerlo en sus propias casas y departamentos. En esta nota te decimos todo lo que necesitas saber para comenzar.
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Elegir el lugar
Lo primero que debemos hacer es decidir dónde vamos a cultivar nuestras hortalizas. Las variables a analizar serán: la superficie, el suelo, la luz, la dedicación y la ubicación relativa.
- La superficie. Cuanto más grande sea nuestra huerta, mayor será la cantidad de alimento que podremos cosechar, pero a su vez mayor será la cantidad de tiempo que tendremos que dedicarle.
- El suelo. La calidad de la tierra es determinante en el rendimiento de nuestro cultivo. Los mejores suelos son los oscuros, livianos y bien aireados.
- La Luz. Cuantas más horas de sol directo tenga nuestro cultivo, mayor será la gama de hortalizas que podremos cultivar.
- La dedicación. Antes de comenzar tenemos que ver cuánto tiempo por día y por semana queremos dedicarle a esta actividad. Podemos tener una superficie con el mejor suelo y sol durante todo el día, pero si no lo trabajamos no obtendremos buenos resultados.
- La ubicación relativa. La distancia entre la zona de cultivo y la cocina es una variable a considerar no sólo por la comodidad sino también para aprovechar al máximo los espacios abiertos de la casa.
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Preparar el suelo.
Aun cuanto tengamos el mejor suelo, necesitamos prepararlo para comenzar a cultivar.
- Extraer las malezas: seguramente el espacio elegido para nuestra nueva huerta esté cubierto con plantas que no queremos que compitan con nuestros cultivos, por eso lo mejor es sacarlas de raíz antes que nada, y dejar el terreno lo más limpio posible.
- Remover la tierra: con la herramienta que corresponda según la escala de trabajo (Pala, azada, rastrillo), vamos a romper la estructura del suelo entre 20 y 40 centímetros de profundidad. Tenemos que hacerlo con la tierra húmeda o seca, nunca mojada.
- Aplicar abonos: si el suelo fue utilizado en otros cultivos o es muy arenoso o es muy claro, lo mejor es acondicionarlo aplicando abonos o fertilizantes. El compost y el lombricompuesto son muy buenas opciones ya que mejoran tanto las condiciones físicas como nutritivas del suelo.
- Nivelar y armar surcos: dependiendo de los que vayamos a cultivar vamos a dejar el suelo listo para la siembra de las semillas. Las plantas más grandes se siembran en surcos, mientras que las más chicas sobre la superficie llana.
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Diagramar los cultivos de la huerta.
En función del características del espacio, las plantas y la época del año en que nos encontremos determinaremos que hortalizas vamos a cultivar.
- Tamaño: hay plantas que pueden cultivarse en espacios muy reducidos (lechuga, rúcula, orégano), mientras que otras requieren de suelos profundos y gran superficie (zapallo, melón, sandía, maíz)
- Época del año: hay plantas que se cultivan todo el año (rúcula, lechuga y perejil), otras se siembran en primavera y se cosechan en verano (tomate, pimiento y zapallo) y otras se siembran en otoño y se cosechan en invierno (arveja, chaucha y cebolla).
- Forma de cultivo: algunas se siembran en almácigos y cuando alcanzan determinado tamaño se llevan a su sitio de cultivo (tomate, pimiento, cebolla), mientras que otras se siembran directamente donde van a cultivarse (maíz, zapallo, poroto). Teniendo en cuenta que la germinación es la fase del cultivo más compleja, podemos elegir comprar los plantines de la mayoría de las plantas y así ganar tiempo y calidad.
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Siembra y trasplante
Con el suelo listo y nuestros cultivos programados es hora de ponernos a sembrar las semillas y trasplantar los plantines sin dejar de prestarle atención a estos aspectos.
- Profundidad de siembra: al momento de sembrar es clave que respetemos las profundidades de siembra de cada especie: cuánto más grande sea la semilla a mayor profundidad tendremos que sembrarla.
- Trasplante de plantines: tendremos que estar atentos a no sobreentrerrarlos.
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Riego
- Si sembramos tendremos que mantener el suelo húmedo hasta que notemos que salen las primeras hojas. Luego regaremos cada vez que veamos que las plantas lo necesiten, o sea cuando sus hojas perdan brillo y turgencia.
- Si transplantamos plantines, hacer un riego intenso ni bien hagamos el trabajo. Luego continuaremos al igual que las plantas sembradas.
Ahora sí ya tenemos una huerta en funcionamiento. A partir de ahora comienza una etapa de observación diaria y cuidados varios hasta la cosecha.
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