Boletín Técnico #9: El Exceso Hídrico

Boletín Técnico #9: El Exceso Hídrico

El suelo es uno de los factores más importantes a tener en cuenta a la hora de cuidar nuestras plantas.  Es él quien debe proporcionar el anclaje, los nutrientes y el agua para el vegetal, además del medio adecuado para el desarrollo de las raíces.  En este artículo trataremos de desarrollar algunas de las consecuencias que el exceso hídrico trae a las plantas y su medio.

El suelo es un sistema en constante cambio formado por tres fases: líquida, sólida y gaseosa.  La fase sólida esta formada por componentes orgánicos e inorgánicos que dejan entre sí un espacio de poros (grietas, galerías), en los cuales encontramos a las fases líquida y gaseosa.  Estos poros se pueden dividir en dos grupos: macroporos y microporos.  Los macroporos son los que permitirán la percolación del agua a través del perfil del suelo, teniendo que estar la mayor parte del tiempo completamente aireado; los microporos son aquellos que por su menor diámetro retendrán el agua que quedará disponible para los vegetales.  Un suelo en apropiadas condiciones es aquel que posee 50 % de sólidos, 25 % de líquidos y 25 % de aire.  Se considera a un suelo saturado cuando la mayor parte de sus macroporos se encuentran llenos de agua.

Se considera a un suelo saturado cuando la mayor parte de sus macroporos se encuentran llenos de agua.

EL ANEGAMIENTO Y LAS PLANTAS

El anegamiento se produce cuando los macroporos están saturados de agua.  Esto causa la ausencia de oxígeno en el suelo ocasionando, en la mayoría de las plantas, una asfixia celular a nivel radicular, perdiendo funcionalidad sus raíces y provocando el decaimiento de las plantas.

La falta de oxígeno ocasionada por el exceso hídrico aumenta la actividad de un grupo de microorganismos anaeróbicos que causan pérdida de nitrógeno por desnitrificación. Estos microorganismos obtienen oxígeno para su respiración a partir de nitratos y nitritos (NO3  y NO2), liberando N2 y N2O.  Estos compuestos no pueden ser absorbidos por las plantas y por lo tanto en estas condiciones es muy probable encontrar deficiencias de nitrógeno.  El nitrógeno es esencial en el proceso de fotosíntesis y su carencia torna clorótica a la planta (se pone amarilla) y reduce su crecimiento, si la situación es muy grave la planta puede tornarse rojiza y perder las hojas.

Luego de la desnitrificación los microorganismos pueden producir  procesos de reducción biológica del hierro.  Mediante estos procesos, los microorganismos reducen el ión férrico transformándolo en ferroso y liberan ciertos ácidos que se  complejan con el hierro quedando éste no disponible para las plantas.  La deficiencia de hierro  produce que las hojas jóvenes de la planta se pongan amarillas, manteniendo sus nervaduras verdes (clorosis intervenal).  Hay plantas que tienen altas exigencias en hierro, también llamadas plantas de suelos ácidos, ya que a bajo Ph el hierro, como todos los micronutrientes, se torna en sus formas disponibles para las plantas.

También existe un grupo de bacterias anaerobias que, viéndose favorecidas por las condiciones de excesos hídrico, reducen el sulfato, produciendo H2S como uno de los productos de la reacción. El H2S es un compuesto sumamente tóxico para las raíces que provoca podredumbres o puede evitar la absorción de algunos compuestos.  La reacción de sulfato-reducción provoca además, la basificación del suelo, pudiendo acarrear deficiencias en la absorción de algún micronutriente, ya que éstos se tornan no disponibles a Ph básicos.

Las inundaciones y anegamientos aumentan la actividad de los microorganismos.  En estas condiciones se ven favorecidos los microorganismos anaeróbicos tanto como los aeróbicos, ya que pese a estar saturado, el suelo tiene micrositios en donde se mantiene el aire permitiendo que estos últimos proliferen.  Las condiciones de exceso hídrico provocan situaciones de alta humedad en las cuales los microorganismos hallan su hábitat óptimo.  Además, las plantas pierden la capacidad de regulación de sus membranas, liberando al medio mayor cantidad de sustancias carbonadas que sirven como sustrato (alimento) para la población de microorganismos, aumentando la densidad de la población.  Uno de los problemas más comunes que esto acarrea es el ataque de un hongo del género Rhizoctonia, que causa la muerte de las raíces desencadenando la muerte de la planta.

Estas son algunas de las consecuencias del exceso hídrico, que pese a ser un problema muy importante en nuestros jardines, no es tan relevante en cultivos extensivos. Este es el motivo por el cual se ha estudiado muy poco sobre este fenómeno que, aunque menos grave que el estrés hídrico, no debe ser dejado de lado.

 

ALGUNOS CONSEJOS ÚTILES

Las primeras medidas a tener en cuenta son aquellas tendientes a evitar el exceso hídrico.  Para ello, en primer lugar debemos tratar de proporcionar pendientes que permitan el escurrimiento de agua hacia afuera de nuestro jardín.  De no ser posible lograr esta pendiente, debemos construir algún tipo de drenaje que saque el agua de la superficie del suelo.  En los canteros siempre es bueno construir bases drenantes que eviten la acumulación de agua.

En cuanto al césped, es muy importante tener en cuenta el problema que acarrea la compactación.  La compactación no solo es un impedimento para  las raíces, sino que además provoca la ruptura de los macroporos dificultando así la percolación y como resultado tendremos al agua por un mayor tiempo en superficie.  Por ello, si nuestro jardín es de mediano o alto tránsito (niños, perros, reuniones, etc.) es indispensable realizar, una vez por año, un trabajo de aireación.  El mismo es realizado por una máquina (se puede alquilar o directamente contratar el servicio) que saca tarugos de tierra, estos pueden romperse y desparramarse sobre la superficie o juntarse y desparramar arena en su lugar (se recomienda esto último para suelos arcillosos).

Si el problema de exceso hídrico ya esta instalado en nuestro jardín y observamos deficiencias de hierro en algunas de nuestras plantas, es recomendable fertilizar con quelatos de hierro.  El hierro en su forma quelatada es muy estable y no se transforma a Ph altos, quedando de esta manera disponible para las plantas.  Esto no ocurre con el sulfato de hierro, que si se aplica en suelos básicos, rápidamente se torna indisponible para las plantas.

Por último, si nuestro jardín sufre problemas continuos problemas de anegamiento, seria recomendable hacer un análisis de Ph y salinidad y si existen desviaciones significativas de los valores óptimos hacerlos corregir.