Originarias de América Central y del Sur, estas plantas se cultivan desde hace más de 200 años por sus excepcionales atributos ornamentales. Existen un sin fin de variedades diferenciadas por el tipo y color de su flor.

Los bulbos se comercializan todo el año. Cuanto más grande sean, más tallos brotarán. Es importante comprobar que tenga un sistema de raíces bien desarrollado.

Al momento de la plantación, el bulbo se debe colocar en una maceta con buena tierra (con compost y perlita), quedando la mitad del bulbo fuera de la tierra. Hay que colocar la maceta en un lugar cálido y comenzar a regarlo con precaución. Cuando el tallo tenga de 5 a 10 cm de largo, le podemos suministrar más agua.

Para que de flores todos los años es necesario cortar las flores apenas se marchitan y así no se desperdician recursos en el armado de las semillas. El riego debe ser frecuente (manteniendo la tierra húmeda) y la fertilización periódica. El riego se detendrá en verano cuando sus hojas se marchiten.

También se pueden ubicar los bulbos al aire libre en un sitio resguardado.

Durante el período de latencia es aconsejable no sacar el bulbo de la tierra ya que sus raíces son sensibles y la planta destinará muchos recursos a su cicatrización. Sólo hacerlo cada tres años o más, cuando la planta se haya multiplicado.

Fuente: La Enciclopedia de las plantas bulbosas. Editorial Libsa.2003